Esto pasa en la mayoría de las adopciones: se adopta un cachorro y como se dan cuenta de que es un ser vivo y que se orina por todo, a lo mejor se come sus heces, muerde todo lo que pilla, etc. se devuelve, se abandona o se sacrifica. Es la lacra de esta sociedad: el uso de los animales como si fueran mercancía, como si fueran seres inertes que ni sienten ni padecen. Hay que adoptar con amor, pero sobre todo, con responsabilidad. Sabiendo de antemano que nos va a suponer un esfuerzo de educación, paciencia y perseverancia. De lo contrario, mejor comprar un peluche.